miércoles, 8 de noviembre de 2017

Una política muy económica

Una política muy económica

Según Hume, aunque el individuo pueda desear las propiedades privadas, el respeto a las mismas acaba beneficiándolo y satisfaciéndolo, puesto que tal contención supone que sus propias pertenencias queden fuera de las apetencias de otros sujetos: “está de acuerdo con mi interés el que deje de gozar a otra persona de la posesión de sus bienes, siempre y cuando él actúe de la misma manera conmigo”.

También reconoció el efecto positivo de estímulo que la adquisición de propiedades ejerce sobre las personas de dotes más sobresalientes, como premio a sus esfuerzos y contribuciones materiales o intelectuales a la sociedad.

Descartó la tentación de una redistribución igualitaria en términos absolutos, precisamente para no decepcionar a las personas más brillantes. Pero no descartó la puesta en práctica de mecanismos de redistribución parcial, ya que, como bien reconoció ,la posesión que pueda retirarse a un rico siempre tendrá efectos menos negativos sobre la persona despojada que la se le quite a un menesteroso.
La conocida “moral del tabernero” de Adam Smith:


Tu trigo está maduro hoy; el mío estará mañana. Es ventajoso para ambos que yo trabaje contigo hoy y que tú me ayudes mañana. No siento afecto por ti y sé que  tampoco tú lo sientes por mí (…) El tiempo cambia, y ambos perderemos  nuestras cosechas por falta de seguridad y confianza mutuas.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario